Allí estaba, delante de la mesa y con una decisión que tomar.
La elección no era difícil, pero es que no estaba acostumbrado a decidir, y aquella, sería su primera vez. Por ello, no debía tomarlo a la ligera, había que pensarlo muy bien.
¿Tendría valor de hacerlo o sería un cobarde para el resto de su vida?
Debía decidirse, pues la chica estaba allí esperando a que él hablara.
“Vamos Pepe, -se decía a sí mismo para infundirse valor-, tu mamá ahora no está aquí y no se va a enterar. Por otra parte, ya tienes 40 años y es preciso que empieces a volar tú solito”.
Y por fin dio el paso, abrió la boca y se pudo oir su elección:
_Señorita, por favor, me trae un zumo de naranja, con unos huevos con bacon y chorizo, los acompaña de unas salchichas, y para después, unas tostadas con tomate y jamón picado, y para terminar un café con leche. No se olvide antes de traer la cuenta, de servirme un bicarbonato para poder hacer la digestión. Gracias.
Loli Montserrat
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