CASA ABIERTA
Descuartizada la casa
respira oxígeno mudo
vacía de muebles, repleta
de memorias pasad
en las costuras de sus paredes,
cosida el ánima.
La casa abierta respira
a huesos podridos,
silente, atrapa el recuerdo
encarcela el alma.
Esqueleto frío de arterias resecas,
coagulada, aplaca las risas,
callada la cama se inunda de llanto,
abierta, deshabitada,
tan rígida, tan muerta.
El párpado abierto
rebosa de paja,
emana alaridos
y en las ventanas,
hedor a podrido, a muerte imantada,
desangelado, el aire agoniza.
La cerradura desorientada
aclama al amo dormido,
él la mimaba,
mientras, gime en la puerta, cruje
la llave oxidada.
Desesperanza dormida,
enfermedad, muerte apagada,
tras las ventanas,
aún respira la casa.
“Dedicada a todas aquellas personas que
por un motivo u otro, se ven obligadas a
dejar su casa y con ella parte de sus vidas
aliándose así a la terrible soledad”
Carmen quero López-Camacho
De mi libro: “Frío y Soledad”
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